
El pequeño Juan Ignacio Alorda, vive con su familia en un campo ubicado en Colonia Of. N°10, sobre ruta provincial N°1 que une San Jaime de la Frontera con San José de Feliciano, en la provincia de Entre Ríos, Argentina.
Como es común en las zonas rurales, cuando llueve y los caminos de tierra nos les permite salir en vehículos, utilizan los caballos como medio de movilidad.
Cecilia su mamá, nos cuenta con mucha emoción que -«a él, le encanta ir a caballo acompañado de su papá»- Juan Carlos.
Desde la Colonia y con las primeras horas del amanecer salen al trotecito para ganarle al sol que va pintado el cielo con sus primeros rayos. A lo lejos las luces del pueblo se van apagando, anunciando que el día a comenzado.
Al trotecito, entre charlas y su mochila cargada de sueños llegan hasta la escuela N°60 Malvinas Argentinas donde asiste Juan Ignacio. También su otro hermano de 14 años realiza la misma travesía luego de las lluvias para llegar hasta la escuela N°6 Dr. René Gerónimo Favaloro donde está cursando el secundario. Estudiar y terminar la escuela, es lo que más anhelan.
Y como no recordar en estas líneas a su abuelo, Don Bartolome Alorda que todas las mañanas hacía el mismo trayecto en un sulky, (pequeño carruaje, por lo general para uno o dos pasajeros, que se utilizaba como una forma de transporte rural en muchas partes del mundo) cargado con tachos de leche de 50 litros, cada uno, producto de su pequeño tambo que abastecía a toda la localidad de San Jaime de la Frontera. Hoy, sus nietos siguen honrando las tradiciones camperas de la familia.
Gracias Cecilia y Juan Carlos por permitirnos compartir este pequeño retazo de historia, para que a otros niños les pueda servir de ejemplo, que las ganas de estudiar y salir adelante, nunca se deben perder 🫂
Fuente: Info San Jaime de la Frontera