Nogoyá: un tambo quesería familiar que trabaja con robot de ordeño

El establecimiento de la familia Ormaechea, cuentan con 30 vacas en ordeño, opera sobre una superficie de 36 hectáreas. Producen quesos y marcan tendencia con tecnología de última generación. “Nosotros no teníamos nada, trabajar en equipo es clave”.

Se trata de “los Ormaechea” que empezaron con “6 vacas de color”, y por estos días apuestan a llegar a las 50 cabezas de ordeñe dentro de un modelo de innovación y sustentabilidad, donde la automatización de procesos y el cuidado de la energía fueron las claves para el crecimiento y la mejora de la producción.

“Yo no sabía nada de campo y ahora somos un equipo de cuatro personas tomando decisiones a la par, porque todos sabemos hacer todo. Antes todo era precario, nosotros no teníamos nada…”, le confesó conmovida Vanina a TN Campo.

“La vaca tiene que comer mejor que nosotros»

La tambera de 38 años considera que “la familia es fundamental para empujar hacia la misma dirección”. “Todo lleva tiempo y es un proceso. Hay que ponerse metas y pagar todo lo que se debe. Estar sin deudas y contar con una espalda, porque mi suegro también nos ayuda, es muy importante”, indicó.

Desde siempre ella tuvo un concepto claro, una definición que se convirtió en el motor del desarrollo: “La vaca tiene que comer mejor que nosotros, porque después nos va a dar de comer a nosotros. Y siempre come igual. Haya sequía, crisis, lo que sea…”.

En las hectáreas que tienen a unos 32 km de Nogoyá, después de años de trabajo, lograron tener un tambo donde son las vacas las que suben solas a una plataforma, y el propio sistema detecta si hay que darle de comer y ordeñarla.

“Jamás se me cruzó por la cabeza tener un robot, pero la oportunidad se presentó y no la dejamos pasar. Ahora me sobra robot, porque es para 80 vacas”, dijo.

No podemos parar porque la vaca tampoco para”

Uno de los problemas que afectaba la productividad en el campo era el suministro de energía. Al tener procesos automatizados y depender de la electricidad, los cortes reiterados en la zona ponían en riesgo la materia prima, y dificultaban también la organización de las tareas diarias, publicó TN

“Fui al tambo de un vecino y vi un panel solar. Veníamos complicados por la inestablidad energética y nosotros no podemos parar, porque la vaca tampoco para. Fue una de las mejores inversiones”, reconoció en diálogo con Tn Campo.

Más allá de las metas propias del establecimiento tambero, Vanina asegura que “en el campo siempre hay posibilidades para crecer”. “Nosotros somos mucho de ir a las exposiciones y a las charlas para instruirnos, y no hay que perder el eje: hay que volver a los valores de antes, a no querer todo ya y a la vez. Hay que trabajar fuerte, duro, en equipo y se puede. En el campo se puede”, reflexionó la tambera que estará entre el 9 y 11 de mayo en la Expoleche de Nogoyá.

Antecedente

La cuenca lechera del departamento Nogoyá es la más importante de la provincia de Entre Ríos, existen numerosos tambos, industrias, empresas e instituciones vinculadas con el sector lácteo que han posibilitado la conformación del Clúster lechero del centro entrerriano.

Además, se estima que existen alrededor de 150 tambos queserías, impulsados principalmente por la necesidad de industrializar la leche en el lugar, debido a la falta de caminos adecuados para su transporte diario.

La Ing. Silvina Butarelli, jefa de la Agencia de INTA Nogoyá, explica que “se ha trabajado durante años en la asistencia técnica a estos tambos, promoviendo el control sanitario, realizando el análisis periódico de agua, leche y quesos, y la implementación de buenas prácticas de manufactura. Además, se han sugerido mejoras en infraestructura y acompañado en el proceso de habilitación de salas de elaboración con la finalidad de formalizar la comercialización.

Frente a los desafíos que se presentan a diario en las realidades de los tambos, la historia de la familia Ormaechea se destaca por su crecimiento y el trabajo sostenido para mejorar tanto el tambo como la quesería.

Está liderado por el trabajo de Amalia y sus hijas Vanina y Jezabel quienes han transformado su tambo en un verdadero modelo de innovación y sustentabilidad. Ubicados en Don Cristóbal I, a 32 km de Nogoyá, la historia de esta familia es un testimonio del compromiso con la actividad lechera y el deseo de progreso.

Del esfuerzo a la innovación

La tradición lechera comenzó con Amalia, por el año 2013. Por esos tiempos, Vanina junto a su pareja Leonardo, deciden dedicarse de lleno a la actividad, centrándose principalmente en mejorar la alimentación del rodeo y en optimizar la calidad genética de los animales. En 2016, su hermana Jezabel se sumó al emprendimiento, consolidando un equipo de trabajo dinámico y comprometido.

El establecimiento, con 62 vacas totales y 30 en ordeño, opera sobre una superficie de 36 hectáreas (20 propias y 16 arrendadas). Su sistema de alimentación es a base de pasturas puras de alfalfa y cultivos de soja, maíz y cebada destinados a silo, complementados con balanceado comercial.

Uno de los hitos más importantes en su evolución fue en el año 2022, con la instalación de un nuevo tambo, con 7 bajadas, tipo espina de pescado, actividad que realizaban ambas jóvenes.

A fines del 2024 se adquiere el robot facilitando el ordeño y mejorando la eficiencia del trabajo. Esta tecnología marca un cambio significativo en la eficiencia de la mano de obra, y en el bienestar animal. Complementariamente, se mejoraron las condiciones de ingreso de los animales al tambo a través del suministro de sombra, ventilación y sistemas de aspersión.

En este proceso de mejora continua, también se pensó en la incorporación de energías renovables y en la automatización, considerándolo como cambios claves para el futuro.

Uno de los principales desafíos que enfrenta la zona es la inestabilidad en el suministro eléctrico. Para hacer frente a este problema, en 2024 ellos deciden instalar paneles solares, logrando una reducción del 30% al 40% en costos energéticos y garantizando un suministro estable.

Optimización en la producción de quesos

El proceso de elaboración de quesos también ha experimentado mejoras significativas. Con la adquisición del equipo de frío, una tina sobreelevada, una mesa de premoldeo, y moldes de acero inoxidable. Amalia, la «maestra quesera» de la familia, ahora puede trabajar con mayor comodidad y seguridad. Su producción se centra en quesos semiduros tipo «sardo», que se comercializan frescos, respondiendo a la demanda local.