La Pampa: cómo funciona la colonia menonita que sorprende en Patagonia

A pocos kilómetros de la modernidad, la Colonia Menonita Nueva Esperanza, en La Pampa, permite conocer una vida sencilla y autosuficiente. Un recorrido por sus talleres, granjas y secretos de un estilo de vida distinto.

La Colonia Menonita Nueva Esperanza, ubicada en Guatraché, La Pampa, abrió sus puertas al turismo hace algunos años, ofreciendo una experiencia única que sumerge a los visitantes en una comunidad con tradiciones y modos de vida distintivos.

“Es un lugar donde los menonitas han mantenido sus costumbres a lo largo del tiempo, viviendo en armonía con la tierra y practicando una vida sencilla y autosuficiente”, destaca el medio local La Pampa Noticias.

¿En qué consiste la experiencia menonita?

Ana Lía Di Meo, guía de la colonia, explica que “abrir Nueva Esperanza al turismo ha sido enriquecedor para todos. Conocer esta comunidad es adentrarse en otra cultura, en una forma diferente de trabajar y producir”.

Durante las visitas, los turistas recorren emprendimientos como la quesería, la carpintería, la metalúrgica, el almacén de ramos generales, tiendas, el corralón, la ferretería y la iglesia. “Muchos visitantes luego nos contactan para comprar los productos que fabrican”, agrega Di Meo.

La apertura al público ha evolucionado con el tiempo. “Con los años y la confianza que genera un guía, los menonitas se han abierto más: ahora conversan con los visitantes, y las mujeres también dialogan en español con mayor fluidez”, cuenta la guía. Un momento especial ocurre cuando los niños de la colonia y los visitantes comparten juegos al aire libre, uniendo mundos distintos en un instante de alegría.

Para Di Meo, el turismo es una herramienta poderosa: “Nos permite mostrar que, pese a nuestras diferencias, podemos convivir y aprender unos de otros. Derriba barreras y construye puentes de entendimiento”. Y añade: “Conocer otras culturas no solo nos enriquece, sino que promueve la tolerancia y el respeto mutuo, valores esenciales y poco practicados hoy en día”.

Una comunidad arraigada a la tierra

Fundada en 1986 por menonitas provenientes mayormente de México, Nueva Esperanza sigue los principios de Menno Simons, líder de la reforma protestante europea. Para esta comunidad, la tierra, la agricultura y el trabajo son pilares fundamentales de su identidad.

Al llegar a La Pampa, adquirieron 10 mil hectáreas, divididas en diez campos de igual tamaño. Sin embargo, las condiciones del suelo, poco aptas para cultivos extensivos, los llevaron a reinventarse sin abandonar sus raíces.

Así nació un polo metalúrgico que produce silos, comederos, mixers, carros, galpones e implementos agrícolas vendidos en todo el país. A su vez, mantienen gallinas, vacas, caballos y ovejas, cultivan para autoconsumo y comercializan carne bovina, ovina y lácteos. La producción casera incluye huevos, aves, pan, azúcar y aceites, reflejando su autosuficiencia y conexión con la tierra.

La experiencia en Nueva Esperanza no solo ofrece un vistazo a esta forma de vida, sino que invita a reflexionar sobre la diversidad y el valor del trabajo comunitario en un mundo cada vez más globalizado.

LM Neuquén