
Cuando nació Javier estuvo en incubadora, tuvo desprendimiento de retina y quedó ciego. Hoy, es “Promo 2021”, terminó la secundaria con promedio 8.73 y demostró que sí se puede. Contó a Elonce, de sus enormes alegrías y proyectos.
Javier Vera es un joven especial, sí lo es. Pero es especial porque es “muy positivo, paciente y con muchas ganas de aprender y superarse. Disfrutó ir a la escuela, era muy puntual y jamás faltaba. De buen humor siempre”. Así lo definió la directora de la Escuela Nº 30, “José Hernández” de Colonia Avellaneda, Mariana Clavijo, institución en la que Javier acaba de terminar sus estudios secundarios.
Hace algunos días fue la colación de esta institución, fue un acto muy emotivo y estuvo todo sumamente cuidado y preparado para que la palabra “inclusión”, sea lo que debe ser siempre, una realidad. De esta manera el evento fue la base para la alegría de todos. Javier, al igual que todos sus compañeros, pudo disfrutarlo, porque como describió quien fue supervisora, Lelis de los Santos, “Javier no puede ver con sus ojos, pero sí con el corazón”.
Javier hizo toda su secundaria en la escuela Nº 30 “José Hernández”.
Clavijo, quién también fue su docente de Educación Física contó con mucho orgullo que Javier fue distinguido en el área de su asignatura, pero además por su promedio 8,73, que lo ubicó en el cuadro de honor de la escuela, siendo escolta izquierda de la Bandera de Entre Ríos.
Él, por la mañana concurría a la Escuela de Educación Integral Nº 1, “Hellen Keller” y a la tarde, a la José Hernández. Fernanda, su maestra integradora hacía de nexo y pasaba los apuntes y el material de algunas materias al braille. Algunos profesores hicieron un curso de braille y podían ellos pasar los resúmenes. El joven, asistía con su máquina a la escuela y sus compañeros siempre lo acompañaban y estaban pendientes de él, relató Clavijo. Siempre concurría acompañado por su perrita.
“Fuimos aprendiendo juntos, él y nosotros, pero él nos lo hizo muy fácil, ya que tenía una excelente predisposición en todas las materias y enormes ganas de aprender” contó la directora de la escuela de Colonia Avellaneda ante la consulta de Elonce.
“Parece que fue ayer que empecé el secundario”
Javier, por su parte, aseveró a Elonce que “fue una felicidad tremenda” la que sintió en su colación. “Parece que fue ayer que empecé el secundario y ya hoy poder terminarlo”, aseveró. A Javier este 2021, se le hizo “corto” e indicó que “la pandemia no impidió que pueda seguir estudiando, es cierto que el año pasado fue un poco angustiante, porque no podía estar con mis compañeros personalmente, pero lo positivo fue que aprendí mucho a usar las tecnologías, las redes sociales, correo electrónico. Me pone contento haber terminado, para mí fue un año muy bueno, sacando lo que ocurre con la pandemia; los profesores han sido excelentes conmigo, me han adaptado las cosas, lo mismo que mis compañeros, que han estado siempre. No me costó nada la escuela secundaria, porque hicieron todo para facilitarme el aprendizaje, los contenidos”.

“Hay que romper ciertas estructuras y dar lugar a una educación más inclusiva”
La profesora de Educación Especial en Ciegos y Disminuidos Visuales, M. Fernanda Azziani Cánepa, docente Integradora de Javier y que ahora es la Directora de la Hellen Keller, también habló sobre el alumno. Lo describió como “súper respetuoso, amable, aplicado, comprometido y muy protagonista en su trayectoria educativa, responsable y con ganas siempre de superarse a sí mismo; muy simpático, muy buen compañero”. Acotó que siempre se ha dirigido a sus profesores “con mucho respeto, pero lo que más lo caracteriza es su deseo enorme de superarse y el compromiso que tiene con todo lo que hace”.
En el primer momento, al comienzo de su escuela secundaria, a Javier “se lo acompañaba de forma más sistemática, se trabajaba codo a codo con cada uno de los docentes y ahí se les fue enseñando como abordar esta trayectoria en un sistema que le era nuevo y un poquito más complejo para él. Con el correr de los años, la escuela José Hernández se fue como ‘aceitando’, nutriendo de todas las herramientas que necesitaban para desempeñarse con un sujeto con discapacidad visual y Javier también empezó a ser como más protagonista de esta trayectoria. Javier entonces tenía más herramientas, tenía más conocimientos de cómo explicarle a un profesor como trabajar con él. La escuela, con estos seis años de trabajo fue aprendiendo cómo enseñarle, qué hacer con la tecnología, con el sistema braille y él también pudo aprender a decir cuáles eran sus necesidades. Si bien la escuela Hellen Keller ha enviado durante estos seis años y en la escuela primaria también, una docente que cumple el rol de integradora, las escuelas van aprendiendo con el correr del tiempo cómo abordar a un sujeto con discapacidad visual”, mencionó Azziani Canepa.
“En el caso de la José Hernández todos los docentes se contagiaron, se acoplaron a este trabajo, no tuvieron dificultades en saber qué tenían que hacer para que Javi acceda a los contenidos y qué no. Creo que están acá plasmados los resultados, una hermosa trayectoria, totalmente fluida, acompañada, armónica y un ejemplo a seguir”, puso relevancia la docente y directora de la escuela Hellen Keller.
¿Cuentan las escuelas con las herramientas para integrar a un chico con discapacidad? “Por lo general, las escuelas dicen que no cuentan con las herramientas para trabajar con chicos con discapacidades, en sus aulas. Yo creo que es una cuestión de actitud, de romper con ciertas estructuras, de creatividad, de sacarse ciertos chips que tienen que ver con otro tipo de educación y darle lugar a una educación más inclusiva, más integral y que cuando uno lo implementa con sujetos con discapacidad, nos damos cuenta que redunda en la calidad de todo el grupo. Este tipo de trayectorias siempre hacen bien, a los docentes y a los estudiantes porque subyacen otros valores, se aprenden otros aprendizajes, las escuelas por lo general dicen que no, pero al haber escuelas integrales que trabajan acompañando este tipo de trayectorias, se les trata de brindar el acompañamiento y las herramientas pertinentes para que se pueda llevar adelante”, resaltó Azziani Cánepa.
“Es cuestión de pensar y repensar juntos, de construir una didáctica”
“Obviamente que nuestro sistema educativo, en algunos casos, tiene falencias, por ahí los grupos no son tan reducidos, entonces a veces, cuando hay sujetos con discapacidad dentro de las aulas es hasta necesario tener grupos con menos cantidad de alumnos para que el trabajo pueda ser más uno a uno, y la calidad del proceso de enseñanza pueda llegar a cada uno de los estudiantes. Porque es verdad que en algunos casos, los estudiantes con discapacidad necesitan explicaciones más personalizadas, más concretas, necesitan de un trabajo más presencial de los docentes”, dijo luego. “Pero creo que el acompañamiento que se hace con las instituciones, tanto con las escuelas integrales como con las escuelas de nivel, logran que las herramientas estén presentes. Siempre hay mucho para trabajar, para ofrecer, para ajustar, para seguir pensando, pero creo que tiene que ver con la actitud y con la conducción de cada una de las escuelas. José Hernández es el ejemplo de esto, de la idea y de la convicción de que estas trayectorias son posibles y lo han demostrado, porque Javi hizo su trayectoria de seis años sin ninguna dificultad, y los docentes supieron bien como desempeñarse con él, cada uno de ellos hizo una tarea maravillosa entonces creo que ahí está el ejemplo que a veces sí las escuelas cuentan con las herramientas, tal vez las van aprendiendo con la experiencia, en el transitar, compartiendo, indagando. En la modalidad especial sí vemos que están las herramientas, que sí se puede, que es cuestión de ser creativo, de pensar y repensar juntos, de construir una didáctica, pero por ahí a veces las escuelas de nivel no tienen esa misma percepción, pero las herramientas están atravesadas por otras situaciones”, hizo hincapié.
El aprendizaje es “un ida y vuelta”. Alumnos y docentes, aprenden juntos. “El tipo de proceso no es unidireccional, este tipo de trayectorias demuestra que el docente siempre está aprendiendo del estudiante, cuando uno hace acompañamiento y trabaja con sujetos con discapacidad, sobre todo en este tipo de escuelas de nivel, uno entiende que no siempre está enseñando sin que también está aprendiendo , porque el trabajo es muy fluido y de construcción, uno tiene que estar todo el tiempo, viendo y asesorando, y también todo el tiempo consultando al estudiante, y este es muchas veces el que dice, e que marca el terreno, el camino, el sendero por donde ir y el docente lo que hace es tomar eso que está dando el estudiante y volcarlo en un proceso de enseñanza. El tipo de observación que se hace es muy importante, escucharlo, interiorizarse, uno no tiene que creer que ya va con la verdad absoluta, sino que es una trayectoria que se construye y que permite devolver un proceso de enseñanza de calidad, por allí circula el vínculo, el afecto, las ganas de aprender y enseñar y todos los componentes que después se suscitan”.
Javier, su pasión por el acordeón y una nueva etapa en su vida
Javier ya proyecta su nueva etapa. Su pasión es la música, y en especial, el acordeón, además tiene un grupo: Reflejos Entrerrianos, donde despliega toda su vocación y pasión.
Mencionó a Elonce que el año que viene arrancará a trabajar. “Daré clases de acordeón en el Centro Cultural de Colonia Avellaneda. A su vez, seguiré estudiando en la Escuela de Música de calle Italia de Paraná. Y le sumaré dar clases particulares de acordeón en mi casa. Pienso dedicarme a la música, quiero que mi vida sea en base a eso”.
Al ser consultado en cuanto a la accesibilidad a las personas con discapacidad en la realidad actual, Javier consideró que “en las escuelas, por ahí todavía falta respecto a la accesibilidad para personas ciegas, los escalones, los patios”. Y en la ciudad misma, aún más.
Jorge Luis Borges, en su obra La Ceguera (Siete noches. 1980), afirmó: “El mundo del ciego no es la noche que la gente supone”. La condición de Javier lo hace explorar desde sus otros sentidos e invita a vivir el mundo desde otra perspectiva: “Me doy cuenta de las personas por su voz, puedo percibir su carácter por la forma de hablar. En el tono de voz me doy cuenta si alguien tiene carácter un poco más fuerte. Yo distingo si alguien está nervioso, cansado. Los sentidos que tengo más desarrollados son la audición y el tacto”.
“Somos ciegos, pero personas como cualquiera; por ahí la gente desconoce, a veces como me ha pasado a mí, tienen miedo a hablarme, miedo a poder guiarme. Solo nos tienen que decir, explicarnos las cosas. Por ejemplo en la vía pública, hay gente que no sabe cómo ayudarnos, y nos agarran de la mano pero no es así, debemos nosotros agarrarlos del hombro a ellos, para guiarnos”, destacó el flamante egresado de la secundaria.
La supervisora Lellis de Santos, para el dia del estudiante, le dedicó unas emotivas palabras a la escuela y a Javier Vera: “Una escuela inclusiva no necesita decir que lo es, simplemente es. Javi aprende, juega como todos y todas, es el jurado de los juegos en braille de la estudiantina, canta, toca el acordeón, sonríe, se olvida que no puede ver con sus ojitos, porque siente y ve con el corazón. Javi aprende e inspira. Vos también podés”.